Con estrés, el cuerpo consume más rápido vitaminas, proteínas y minerales, bajando las defensas y perdiendo nutrientes esenciales.
Se acerca diciembre y con eso muchas cosas llegan de golpe: fin de semestre, o trimestre en algunos casos, para los estudiantes; exámenes, pruebas atrasadas o trabajos que hay que entregar. Se acumula el trabajo y una serie de compromisos ineludibles. A todo esto hay que sumarle el ritmo vertiginoso del "día a día" en la actualidad.
El estrés en sí mismo no puede llegar a ser un fenómeno negativo. Una pequeña cantidad de esto resulta hasta necesaria para afrontar los desafíos que las personas viven diariamente, pero, ¿qué hacer cuando es mucho el estrés acumulado?
primero tenemos que ver si es que tenemos estrés o no. Para eso habría que ver si es que tenemos algunos de estos síntomas:
1. Irritabilidad general, hiperexcitación o depresión. Esto va asociado con agresividad anormal o con indolencia, según nuestra constitución física.
2. Palpitación cardíaca indicadora de tensión arterial elevada (debido al estrés) que puede llegar a provocar dolor en el pecho, con falta del aire.
3. Sequedad en boca y garganta.
4. Conducta impulsiva y gran irritabilidad emocional.
5. Impulsos irresistibles de gritar.
6. Incapacidad de concentración, pensamiento flotante y desorientado en general, o reiterativo y perseverante sobre algún problema acontecido
Estos son sólo algunos de los indicios de un posible estrés. Aquí los alimentos y una serie de ejercicios son fundamentales para combatir estas señales que se dan sobre todo a fin de año.
Con estrés, el cuerpo consume más rápido vitaminas, proteínas y minerales, bajando las defensas y perdiendo nutrientes esenciales. Por eso, una de las formas más efectivas de combatirlo es consumir alimentos que ayudan a reponer energías:
Espinacas: Al igual que el repollo y el brócoli, es rica en minerales y vitaminas A y C, esta última, un poderoso antioxidante muy importante para el tejido cerebral.
Plátano: Un aliado del sistema nervioso, por su alto contenido de triptófano, vitaminas A y B, y minerales como hierro, calcio, magnesio y potasio, que regula la frecuencia cardíaca, uno de los principales síntomas de estrés.
Carnes: Las proteínas perdidas en momentos de estrés se pueden recuperar ingiriendo carnes rojas y pescados, que además poseen altos niveles de vitamina B12, esencial para el sistema nervioso.
Frutos secos: Son energía pura, contienen magnesio, antioxidantes como las vitaminas E y C, y vitaminas del grupo B, indicadas para aliviar la fatiga y el estrés. Ideales para picar entre horas, con moderación.
Pero no sólo una buena alimentación es fundamental para combatir el estrés. Un serie de hábitos también puede ayudar a combatirlo, estas son algunas:
- Mantener una rutina de actividad física.
- Cultivar algún hobbie.
- Respetar los tiempos de descanso y ocio.
- Cultivar el buen hábito de reír, es la manera más fácil y económica de liberar endorfinas.
- Mantener un buen orden respecto al trabajo.
- Hacer vida al aire libre, dejando las cuatro paredes, para contactarse con el ritmo de la naturaleza.
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